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Según un informe de Naciones Unidas en los próximos veinte años, en algunas regiones de África, la temperatura subirá dos grados. El cambio climático impactará sobre África en forma de sequía, inundaciones, deslizamiento de tierras y calor extremo. Una parte de la población se quedará sin tierras para cultivar y tendrá que abandonar su único modo de vida: la agricultura. Millones de personas perderán su derecho a la alimentación.
En países como Sahel, Mozambique, República Democrática del Congo o Burundi la desertización obliga a que las poblaciones migren a otras zonas para sobrevivir. La gente abandona sus casas, sus tierras infértiles, sus vínculos sociales confiando en que sus derechos básicos serán respetados. Las mujeres deciden desplazarse porque no tienen recursos con los que sostenerse, porque no saben si al día siguiente tendrán un puñado de cereal con el que alimentar a sus familias.
En África subsahariana, el cambio climático puede reducir el producto interno bruto hasta un 3%. La población sufrirá más desempleo, más hambre, más pobreza. Aumentará el número de personas con necesidades de migrar.