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De los 54 países en los que está dividida África, al menos en 16 de ellos hay un conflicto armado. Las guerras y los golpes de Estado producen desigualdad y millones de personas han de desplazarse de forma forzada. Las bombas, los incendios, el control del territorio en manos enemigas arrasan los cultivos, las aldeas, los graneros, los pozos; los precios de los productos aumentan por su escasez; los caminos son inseguros y están en mal estado; las escuelas y los centros de salud se destruyen.
Las mujeres sufren violencia sexual, hambre y su salud se deteriora en especial durante el embarazo cuando no tienen a nadie que las atienda, cuando la ambulancia no llega a tiempo o el toque de queda les impide llegar al hospital. Las madres paren a sus hijos con el miedo a sufrir una hemorragia, con la incertidumbre de si el recién nacido sobrevivirá y con la angustia de no estar en manos de personal especializado.