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África es el continente con mayor cantidad de recursos naturales. En su subsuelo hay platino, coltán, cobalto, tántalo, diamantes, plata, gas, petróleo, carbón, uranio. También tiene grandes extensiones cultivables y de selvas. Pero África no se beneficia de sus recursos. Las empresas extranjeras son las que se aprovechan de las reservas de minerales y de los negocios agroindustriales, y exportan los recursos fuera de África.

Mientras Occidente y Asia se benefician de la riqueza de África, el 40% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. La agricultura familiar no puede hacer frente a la corrupción, a las luchas por el control de las riquezas ni a los contratos opacos con empresas extranjeras. Los gobiernos expropian las tierras en beneficio de los grupos industriales que explotan los recursos. Las familias abandonan las aldeas, las plantaciones industriales deforestan la selva, las minas destruyen terrenos y los niños son mano de obra barata. Según el informe Honest Accounts 2017 las políticas extractivas provocan la pérdida de vidas, de tierras y de medios de subsistencia para millones de personas.

En Europa y en China los recursos naturales sirven para producir electricidad en las centrales nucleares, para fabricar las baterías de los móviles y de los coches electrónicos, para tener calefacción en los hogares, para tratamientos de radioterapia, pero no para invertir en educación, sanidad o erradicar el hambre en África. El resultado es más desigualdad, más pobreza y, por consiguiente, el desplazamiento de miles de personas.

Políticas extractivas de los recursos naturales